Siglo XXII
Guillermo Leal Ceballos
La diferencia entre el ser humano y cualquier ser vivo es la capacidad de aquel de acumular conocimientos; un animal irracional no tiene la capacidad de cambiar su comportamiento, porque no posee las facultades del ser humano de observar, analizar, comprender, acumular y transmitir experiencias y conocimientos , los cuales representan las herramientas que otro ser humano puede utilizar para defenderse ante circunstancias similares en épocas distintas, en cambio el comportamiento del animal irracional está dominado por sus instintos y reaccionara a determinada circunstancia de acuerdo a un código “preestablecido”; tal cual cómo lo expresa un científico al decir lo siguiente:“ La conducta animal es siempre la respuesta a los datos captados del mundo circundante( es decir, el mundo que vive). Para cada especie, un conjunto bien determinado de sensaciones actúan como estímulos que desencadenan una conducta similar en todos los individuos. Es decir, la conducta agresiva, sexual o alimenticia se pone en marcha ante la presencia de situaciones biológicamente desencadenantes. Tales desencadenadores son fijos y están determinados genéticamente. La adecuación estímulo respuesta es lo que constituye la especialización animal. A esa conducta innata, estable y automática se la denomina instinto.”
Por otro lado, el ser humano reacciona ante determinadas circunstancias en forma diferente, pues en el ser humano ocurre lo siguiente: “el conocimiento se autoprograma y establece sus propias finalidades”. En cambio en los animales “Alimentarse y reproducirse son los fines de todo animal. Pero esos fines no se los da el animal a sí mismo, sino que le vienen dados o programados de antemano por el instinto. Y la función del conocimiento animal no es alterar estos fines, sino alcanzarlos del mejor modo posible.”
“Gracias a esa capacidad de autoprogramarse, el hombre es el único animal «capaz de hacer promesas» (Nietzsche), «fin para sí mismo» (Kant), que «elige sus propios fines» (Tomás de Aquino), «medida de todas las cosas» (Protágoras): definiciones que enuncian, con diferencias de matiz, la misma tesis.”
Ahora bien, algunos de los seres humanos que habitamos el planeta, en los últimos 100 años, tenemos en nuestro haber 2500 años de historia que han logrado algunos hombres almacenar, estos conocimientos, nuestra experiencia y capacidad de observación nos permiten autoprogramar nuestro conocimiento acerca del ser humano e intuir cuales son las intensiones y los fines de nuestro competidor actual por la sobrevivencia, el cual, es hoy, un individuo de nuestra misma especie. Hoy en día, cómo especie hemos sobrevivido a la naturaleza al vencer las enfermedades; y a otras especies competidoras, al dominar su fuerza -muy superior a la nuestra- con nuestra capacidad de razonar. En este siglo y los que vienen la principal amenaza a la vida de los seres humanos son algunos individuos de la misma especie; situación que podemos constatar en las estadísticas, los jóvenes en el siglo XXI no mueren por ser atacados por viruela, lechina, gripes, reptiles o fieros animales – en algunos países- o al ser atacados por una tribu enemiga que le quiere y tiene la necesidad de ocupar su territorio, cómo ocurrió con nuestros antepasados, los jóvenes y adolecentes en gran número mueren hoy al ser asesinado por secuestradores, violadores, ladrones, etc., es decir, a manos de individuos de su misma especie.
En el siglo XXII, cuando los científicos evalúen nuestro tiempo, supongo dirán que la conducta agresiva que hoy manifiestan algunos individuos al atacar a otros fue producto de la ignorancia y no de la carencia para satisfacer una necesidad fundamental cómo es la alimentación. Algunos destacados intelectuales han dejado testimonio escrito acerca de la forma de actuar de sus semejantes, en su época, y en muchos de sus textos nos revelan que no estaban de acuerdo con el comportamiento político y social de algunos individuos, por ello, dejaron algunas ideas para corregir estos comportamientos, que a lo largo de los siglos se convirtieron en leyes, las cuales, resguardan los derechos de los individuos más débiles, y estas leyes al ser implementadas en algunas regiones del planeta han logrado corregir la conducta primitiva de los seres humanos.
Al presente, la humanidad presenta y transita por conductas intolerantes y peligrosas que siglos antes fueron advertidas por algunos filósofos, quienes señalaron que, si el grupo dominante no temía a un ser divino, los demás individuos serian sometidos cruelmente. Según el filósofo Montesquieu: “La religión es el más seguro fiador que los hombres pueden tener de la probidad humana” y con respecto al hecho de que el príncipe y la población profesen algún tipo de religión decía: “Aun cuando fuese inútil que los súbditos tuviesen una religión, no lo sería que los príncipes la tuviesen, y mordieran el único freno con que pueden sujetarse a los que no temen a las leyes humanas.”Hoy podemos observar con estupor cómo en algunas regiones del mundo, algunos seres humanos, ayer llamados príncipes, hoy denominados presidentes; utilizan la religión de cualquier tipo para su beneficio personal, de su familia y del grupo de individuos que lo acompañan en su gobierno; en resumidas palabras hoy esos gobernantes no acatan las leyes humanas y no obedecen al freno que la religión le impondría a sus malas acciones, ya que, no creen en la religión que manifiestan profesar y simplemente la utilizan para su beneficio y el de sus acólitos políticos.
probidad:
Honradez,honestidad,integridad y rectitud de comportamiento.
Vídeo Recomendado:
La sociedad del Conocimiento
http://www.youtube.com/watch?v=zLLL2V2q8UA&feature=related
Joven, conócete a ti mismo y a la sociedad con quien convives; busca y evalúa la información y así obtendrás el conocimiento que luego podrás autoprogramar para tu defensa;ya que, en nuestra época y para el futuro lo importante es el conocimiento y no la fuerza;hoy, un soldado ataca a un miembro de su propio ejercito, situación que no ocurría en la época de nuestros antepasados, porque el soldado pertenecía en cuerpo y alma (y razón) a su sociedad.
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