Política y Religión
Guillermo Leal Ceballos
La historia y la religión son para el alma, cómo lo es el fuego para el cuerpo; el fuego nos puede calentar y mantenernos con vida en un medio sumamente hostil y frio, pero igualmente, nos puede quitar la vida en aquel lugar considerado el más seguro del mundo, cómo lo es nuestro hogar o nuestro sitio de trabajo; - en la crisis económica de la Grecia actual , murieron quemados, en una entidad bancaria, unos trabajadores y éllos no eran los responsables de la malversación de los fondos públicos y privados realizados por algunos políticos gobernantes y empresarios privados-, por su parte, la historia y la religión, son los instrumentos que utilizan algunos políticos en el mundo para alimentar el alma de las masas, con el fin de manipularlas a su antojo y conveniencia ; la historia es la ciencia social que nos informa cómo ha sido el comportamiento humano en forma individual y colectiva en ciertas situaciones políticas y sociales que han ocurrido en el mundo antes de nuestra existencia ; la historia, hoy día, se nos presenta cómo un arma de doble filo, muy peligrosa , ya que, de acuerdo al fin y a la forma de comunicarla a las masas - por los políticos en funciones de gobierno en el mundo- produce un efecto en el espíritu o en el alma del colectivo, que se manifiesta en las formas siguientes: Si usted pertenece a las filas del partido gobernante, usted es elevado a la categoría de héroe patrio, disfruta de esa condición en vida, sin haber arriesgado el pellejo por la causa que abrazaron, aquellos fenecidos héroes en su época de vida, igualmente, esa condición le otorga licencia al gobernante para violar los derechos humanos, políticos, económicos y religiosos del rival político o del ciudadano común; en cambio, si usted no comulga con las ideas del gobernante socialista hoy, comunista ayer ; usted es enviado a la muerte física y espiritual, acusado de traidor a la patria; cuando usted sólo es un simple ciudadano contrario a las ideas políticas del gobernante o al régimen de gobierno. Ahora bien, estamos viviendo una época que reproduce muchos de los hechos, ya reseñados en la historia; donde podemos encontrar que la humanidad ha adorado a astros cómo dioses, a hombres con características divinas y terrenales etc.; estas historias algunos de los gobernantes de hoy la conocen y utilizan ese conocimiento para actuar sobre la parte psíquica del hombre; y utilizan la religión y la historia para someter y manipular a las masas. Situación que usted no vislumbra por diferentes razones entre las cuales se pueden señalar las siguientes:
1.- Usted es un niño o adolecente y por limitaciones naturales desconoce la historia del mundo
2.- Usted pertenece a una etnia que se encuentra en un lugar tan inhóspito y apartado que su grupo humano no ha tenido contactos con otras civilizaciones y conserva tradiciones y costumbres consideradas en algunas regiones del mundo cómo primitivas, porque ya han sido superadas por los seres humanos que la habitan.
3. Usted reside en una región de la tierra donde sus gobernantes no les conviene que usted se entere de la evolución política y religiosa que ha ocurrido en el mundo; ya que, pone en peligro el bienestar del gobernante, su familia y el grupo de seguidores, quienes reciben los privilegios de nuestra época sin realizar un trabajo intelectual o manual; el cual, el resto de la población mundial debe hacer y de manera eficiente.
Por otro lado, antiguamente para conocer la evolución del hombre en el campo político y religioso y comprender la política era necesario leer una gran cantidad de autores; lo que era una empresa cuesta arriba para las masas, puesto que, la mayoría de la población mundial era analfabeta, situación que cambio drásticamente en aquellos países que lograron desarrollar la tecnología audiovisual, ya que, mediante esta tecnología se logro instruir a la población, al lograr vencer la barrera del no saber leer y escribir.
Por último mi estimado y joven lector, a usted le corresponde enfrentar a un mundo real donde existen limitaciones naturales de alimentos y espacio para vivir, no estamos en la época ,en la cual, el hombre podía emigrar a otro lugar si su vida y la de los suyos se veía amenazada, conducta que se repitió a lo largo de los siglos en el mundo, ya que, en esos tiempos existía territorio despoblado hacia dónde dirigirse; hoy no tenemos esas bondades, y para agravar aún más su existencia se crearan leyes para limitar la entrada de emigrantes en esos países que últimamente han servido de acopio para seres humanos de todo el mundo, y las consecuencias para usted es que, tendrá que permanecer en su lugar de origen y luchar contra sus conciudadanos (políticos, profesionales, militares, obreros , ricos y pobres) por los alimentos, espacio para vivir y un empleo que le permita el acceso a bienes y servicio de una forma considerada civilizada y decente . Esto nos demuestra que hoy la nacionalidad y la religión no nos garantizan la vida, ya que, en la época actual no todos los componentes de la sociedad profesan la misma religión y el territorio no es la fuente que nos proporciona el alimento y los bienes cómo en la antigüedad, situación que justificaba la existencia de un grupo de guerreros o militares, cuyos gastos eran cubiertos por la sociedad civil. Hace muchos años que los humanos dejaron de usar los ejércitos para conquistar territorios, ya que, el hombre ha conseguido lo que otras desaparecidas especies no hicieron, desarrollar una nueva forma de conseguir los alimentos y espacio para vivir, la cual, consiste en el intercambio de bienes y servicios para conseguir el dinero, el cual, es aquella cosa que podemos intercambiar por espacio para vivir, alimentos y diversión.
Pensamientos:
“Pero volviendo a la interpretación del precepto, ya hemos señalado que para Sócrates la virtud reside en el conocimiento. Así, por ejemplo, para ser un buen zapatero es necesario, en primer lugar, conocer lo que es un zapato y su función. Por el mismo razonamiento, si nos preguntamos en qué consiste ser un hombre bueno, virtuoso, lo primero necesario es conocer en qué consiste eso de ser hombre. Nuestro primer deber, por lo tanto, es obedecer la orden délfica "conócete a ti mismo", porque, como dice el maestro, "una vez que nos conozcamos, podremos aprender a cuidar de nosotros, pero si no, nunca lo haremos".
Este cuidado de nosotros mismos no se refiere al cuerpo, sino al "alma" (psyché), pues es ésta la que utiliza y controla a aquél, es ella nuestro verdadero yo. Y ya que el alma (entendida sobre todo como "razón") debe ser quien nos dirija y regule, el conocerse a uno mismo implica también tener autocontrol, pues no podemos cuidar de nuestro verdadero yo si estamos sometidos a los deseos y pasiones que proceden de nuestra naturaleza corporal.
Dicho de otra manera, si conocer algo es conocer para qué sirve, el conocimiento de uno mismo parte de un descubrimiento básico: que nuestro yo real es el alma y que su función es gobernar, regir o controlar. Y esta función sólo puede ser bien ejercida si este gobierno esta asentado en la verdad. De aquí también que Sócrates no hable de una pluralidad de virtudes, sino de la unidad de la virtud: la sabiduría. El camino para encontrar esta sabiduría queda asimismo recogido en el precepto délfico: la búsqueda de la verdad es una búsqueda interior (eso sí, en diálogo con los otros), precedida e impulsada por el reconocimiento de la ignorancia.
La grandeza filosófica de Sócrates reside, entre otras cosas, en su descubrimiento de este yo real del hombre que debe gobernar en nosotros y de una moral de aspiración espiritual que ocupe el lugar de la moral entonces imperante, basada en la coacción social. Platón así lo reconoció al poner en boca de su maestro, en la Apología de Sócrates, las siguientes palabras:
«En efecto, voy por todas partes sin hacer otra cosa que intentar persuadiros, a jóvenes y a viejos, a no ocuparos ni de los cuerpos ni de los bienes antes que del alma ni con tanto afán, a fin de que ésta sea lo mejor posible, diciéndoos: "No sale de las riquezas la virtud para los hombres, sino de la virtud, las riquezas y todos los otros bienes, tanto los privados como los públicos". Si corrompo a los jóvenes al decir tales palabras, éstas serían dañinas. Pero si alguien afirma que yo digo otras cosas, no dice verdad. A esto yo añadiría: "Atenienses, haced caso o no a Ánito, dejadme o no en libertad, en la idea de que no voy a hacer otra cosa aunque hubiera de morir mil muertes"».”
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